Lester había
cumplido ese día ocho años, siempre serio y cabizbajo, caminaba cómo
ensimismado con sus pensamientos, que por el rictus de la cara no debían ser
muy alegres.
Todas las
mañanas andaba un largo trecho para ir a la escuela. Últimamente no le gustaba,
los chicos del pueblo se metían con él, por ser diferente.
¿Diferente? ¿En
qué? ¿Acaso no tenía dos ojos una nariz, una boca y un cuerpo con dos brazos y
dos piernas? ¿Acaso no sentía cómo ellos? ¿Es que su sangre no tenía el mismo
color? Entonces ¿qué es lo que fallaba?
Recordaba las
palabras de su padre: ¡No eres valiente!, un mocoso insolente, nunca llegarás a
ser nada en la vida.
Tal vez fuese
cierto, le costaba mucho esfuerzo hacer amigos, los únicos que había tenido
eran muy pequeños, quizás porque no le pedían nada a cambio, sólo su amistad,
se limitaban a jugar y a disfrutar del juego.
¡Qué más daba
si era un poco lento al pensar! No entendía el por qué, a veces sentía miedo
cuando tenía que tomar algunas decisiones. El sí y el no eran caminos
diferentes que siempre lo conducían a la mazmorras y al castigo.
¡Nunca haces
nada a derecho!, le gritaba su madre cuando intentaba ayudarla. Por eso había
decidido no ir más a la escuela, porque allí tampoco era bien recibido.
Estos
pensamientos se elevaron cómo música y llegaron a los oídos de un gran roble,
que bajando sus ramas, le tocó los hombros y le dijo:
-Mira en mi
interior, encontrarás una piedra, negra cómo el carbón y que reluce igual que
el sol. Cógela y llévala siempre contigo, y cuando sientas que todo se vuelve
oscuro en tu mente, apriétala contra tu pecho, y repite estas palabras Mágicas:
“Soy un ser único e irrepetible”. “Soy cómo soy” “Seré lo que me proponga y
pondré todo mi empeño en lograrlo” “El Universo entero cuida de mí”.
Ahora vete a la
escuela, no prestes oídos, a los que quieran hacerte daño con sus palabras.
¡Ignóralos. Ellos también están confusos y tienen miedo! Tú ya sabes el
secreto.¡Los pensamientos son la música del alma! Y esa música, puede ser tan
dulce cómo tu quieras que sea, porque esa música eres tú. No te hagas daño
pensando mal de ti mismo. Quedan muchas páginas en blanco en el libro de tu
vida, y ese libro, solamente lo puedes escribir tú.
Lester comenzó
a sentir frío. ¡Se había quedado dormido, toda había un sueño! O tal vez no.
Se metió las
manos en los bolsillos, y allí estaba la piedra de la que le habló el gran
Roble. Negra como el carbón y relucía cómo el sol. La tomó y la llevó junto a
su corazón, y dijo aquellas palabras mágicas.Al momento la luz se hizo en su
mente, tal cómo le dijo el roble en sueños, y se sorprendió a sí mismo
pronunciando otras mágicas palabras: “Viviré en este mundo“. “Tomaré mis
propias decisiones”. “Cometeré mis propios errores”. “Respetaré igualmente a
los que no piensen cómo yo”. Ellos también crearan su música. Yo crearé la mía.
Los sonidos del
alma, le irían dictando las notas Y echó a correr con los brazos abiertos
deseando volar.
Si se daba
prisa, llegaría a tiempo a la escuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario